miércoles, 20 de enero de 2016

ser tan fuerte es ganar vida

A veces es bueno darse un pequeño permiso para no ser tan fuertes.
En el fondo, a todos nos gusta pensar que lo somos. Que vamos a poder con todo lo que se nos venga encima, que pudimos con lo de ayer y que podremos también con lo de mañana.
Pero muy en el fondo, sabemos que eso no es verdad. Porque ser fuerte no consiste en ponerse una armadura ni en esconderse detrás de un disfraz; ser fuerte consiste en asimilarlo.
En asimilar lo malo y digerirlo y esto solo se consigue con el tiempo. Pero como somos impacientes y no nos gusta esperar, escogemos el camino de disfrazarnos de algo que no somos y disimular.
Sobretodo disimular.
Si, a todos nos gusta disimular los golpes, sonreír delante del espejo y salir a la calle pisando fuerte,
para que nadie note que en realidad, lo que nos pasa es que estamos rotos por dentro.
Tan rotos que ocupamos nuestro tiempo con cualquier estupidez con tal de no pensar en ello,
porque el pensarlo hace que duela. Pero a veces, solo… a veces
tienes que darte a ti mismo permiso para no ser tan fuerte.
Hay que bajar la guardia de vez en cuando. No lo hacemos porque eso es tener un día triste, de esos que duelen, de recordar y echar de menos.
Sin embargo, lo mejor que podemos hacer es darnos un respiro. Poner tu música favorita, tirarte en la cama y si hace falta llorar entonces se llora. Llorar todo lo que nos haga falta.
Eso no nos hace menos fuertes; eso nos hace más humanos.Cuanta fuerza tienes mi niña querida 
te quiero ...Tu abuela (Mª.CARMEN)







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