viernes, 16 de septiembre de 2016

En el silencio de la tarde

En el silencio de la tarde, pensando en la tristeza que alberga mi alma, le preguntaba a Dios cómo es que triunfan quienes no se esfuerzan, aquellos que todo les llueve desde arriba, a los corruptos, a los de dinero fácil. De repente una paz llegó a mi interior deleitando mi silencio. Una suave voz que murmuraba a mis oídos acogiéndome de dicha. Una voz que me repetía sobre el legado. Y pensé por un instante pobres de los hijos de quienes se llamaron ricos en este mundo. Puede la pobreza llegar a tus días pero no hay mejor herencia que la honestidad, el esfuerzo, saber que la conciencia sana no tiene precio. El legado y mi silencio que se rompió en una sonrisa plena. Es la rica herencia que les dejaré a mis hijos.





En el silencio de la tarde

En el silencio de la tarde, pensando en la tristeza que alberga mi alma, le preguntaba a Dios cómo es que triunfan quienes no se esfuerzan, aquellos que todo les llueve desde arriba, a los corruptos, a los de dinero fácil. De repente una paz llegó a mi interior deleitando mi silencio. Una suave voz que murmuraba a mis oídos acogiéndome de dicha. Una voz que me repetía sobre el legado. Y pensé por un instante pobres de los hijos de quienes se llamaron ricos en este mundo. Puede la pobreza llegar a tus días pero no hay mejor herencia que la honestidad, el esfuerzo, saber que la conciencia sana no tiene precio. El legado y mi silencio que se rompió en una sonrisa plena. Es la rica herencia que les dejaré a mis hijos.





En el silencio de la tarde

En el silencio de la tarde, pensando en la tristeza que alberga mi alma, le preguntaba a Dios cómo es que triunfan quienes no se esfuerzan, aquellos que todo les llueve desde arriba, a los corruptos, a los de dinero fácil. De repente una paz llegó a mi interior deleitando mi silencio. Una suave voz que murmuraba a mis oídos acogiéndome de dicha. Una voz que me repetía sobre el legado. Y pensé por un instante pobres de los hijos de quienes se llamaron ricos en este mundo. Puede la pobreza llegar a tus días pero no hay mejor herencia que la honestidad, el esfuerzo, saber que la conciencia sana no tiene precio. El legado y mi silencio que se rompió en una sonrisa plena. Es la rica herencia que les dejaré a mis hijos.